Pensar en los demás es algo realmente bueno. ¿Verdad? Lo que hay que tener en cuenta, cómo en muchas otras cosas, es el equilibrio y la coherencia. Desde que somos pequeños en casa o en el colegio se nos dice que debemos pensar en los demás. “Debes compartir los juguetes”, “debes preocuparte por los otros”… A veces, también, ese preocuparse por los demás se manifiesta en otro tipo de pensamientos como pensar obsesivamente si lo que he dicho le habrá sentado mal a Fulanito o si le caigo bien a Fulanita y está contenta conmigo.
A veces, muchas personas no son conscientes de hasta qué punto están poniendo a los demás por delante de sí mismos. En muchas ocasiones vemos, en nuestra consulta de psicólogos de Barcelona, el momento cuando las personas empiezan a darse cuenta de que se estaban anulando a sí mismos y los efectos que esto tiene, sobre todo cuando las cosas han ido demasiado lejos. Porque, no lo olvidemos, ocuparse de los demás siempre es bueno salvo que, al hacerlo, nos estemos dejando completamente de lado a nosotros mismos.
En ocasiones esta forma de dejarnos de lado puede ser más visible y menos importante: No dar nuestras opiniones cuando planeamos ir de viaje con nuestra pareja y en lugar de ir a México, que es donde queríamos ir, acabamos yendo a Roma, que puede estar muy bien aunque no sea lo que queríamos. Desde luego, en una relación de pareja o de cualquier otro tipo, en ocasiones hay que ceder pero… ¿Siempre?
Ser madre (o padre) y nada más que eso
En muchas ocasiones, en la consulta, las personas se quejan de que se sienten “ahogados” por su parternidad o maternidad. Es uno de los momentos donde vemos que hemos dejado de lado casi todas nuestras necesidades por nuestros hijos. Cuando somos padres o madres tenemos tanto amor por nuestros hijos y la responsabilidad es tan grande, que el deber puede llegar a provocar malestar interno. Muchos padres hacen cantidad de sacrificios por sus hijos: Desde trabajar más para poder pagarles caprichos, hasta organizar las vacaciones en función de los parques de atracciones o los deseos de los niños.
La Terapia Gestalt con la que trabaja nuestro despacho de psicólogos en Barcelona te ayuda a tomar conciencia e identificar cuándo estamos dejándonos de lado a nosotros mismos de forma y actuando de forma automática. Nada de malo hay en trabajar un poco más para pagar la universidad de nuestros hijos pero quizás no debamos renunciar a nuestros propios sueños para comprarle al niño algo que no es necesario. Entender que para hacer a los demás felices también tenemos que ocuparnos de nosotros mismos es una de las tareas más difíciles y más importantes para poder avanzar.
¿Cómo identificarlo?
Hay algunos puntos de los que tenemos que darnos cuenta.
- Negamos nuestras necesidades: “No necesito nada” o “estoy bien como estoy” son dos de las frases que más suelen decir las personas que automáticamente ponen a los demás por delante de ellas. A veces, este tipo de frases vienen acompañada de cierta amargura “me gustaría poder hacer X, pero no puedo/no tengo tiempo”.
- No saber decir no: Decir “no, lo siento, no quiero hacer esto” puede ser algo difícil para muchas personas. Bien porque sientan que están fallando a los demás y se pueden enfadar con ellos, bien porque sientan que están “portándose mal” y ellos mismos tengan remordimientos. En general, las personas que no saben decir “no” tienen muchas papeletas para acabar perteneciendo al grupo de las que ponen a los demás por delante de sí mismas.
- Apoyamos, apoyamos, ayudamos… y nos olvidamos de nosotros mismos: Ayudo a mi marido a ser el gran fotógrafo que quiso ser, a mi hijo a ser un ingeniero espacial, a mi sobrino a estudiar geografía… …y me olvido de que siempre he querido ser escritora, pintora, cocinera o bailarina. Si lo de los otros es “más importante” que lo nuestro, estamos ante este caso.
¿Cómo me puede ayudar la terapia Gestalt?
Los psicólogos que en Barcelona forman parte de nuestro gabinete están muy experimentados en tratar con este tipo de situaciones. Es fundamental no sólo identificar el problema, sino desarrollar las estrategias necesarias para poder salir de él. Una de las cosas más importantes es que debemos darnos cuenta de que si nos ocupamos de nosotros mismos vamos a poder estar a la altura y a ocuparnos de los demás desde un lugar saludable. Ayudar a los demás, que repetimos es algo bueno, no tiene por qué ser a costa de dejarnos a nosotros mismos de lado, de olvidarnos o despreciarnos y de poner siempre por detrás nuestras necesidades, nuestros sueños y nuestros proyectos. La palabra que buscamos, como en tantas otras cosas, tiene un nombre: equilibrio.