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La terapia Gestalt nos propone un medio como fin para avanzar en nuestra transformación personal, ya sea por que nos encontramos en un momento particularmente difícil de nuestra vida o bien por que existen elementos que, aunque no llegan a provocarnos una crisis, tenemos la sensación de que no nos dejan avanzar hasta poder desplegar todas nuestras potencialidades.

Los ejes principales en los que se fundamenta el trabajo Gestalt hacia la salud y el desarrollo personal son tres elementos fundamentales: la presencia, la conciencia y la responsabilidad.

Si estamos presentes en el aquí y ahora, adquirimos conciencia de lo que ocurre alrededor nuestro y en nuestra propia persona, a nivel mental, emocional y físico.

Es en éste punto cuando podemos precisamente responsabilizarnos de lo que ocurre, no con culpa, sino con realidad: yo soy esto, ahora, en este momento, y como parte de ello tengo mi responsabilidad en todo esto que me ocurre y que, además, está en mis manos modificar.

Si partimos de ésta base de trabajo con la Gestalt las posibilidades son ricas y variadas como lo somos las personas. Así hay quien se sentirá cómodo trabajando desde la palabra, quien centrará su trabajo en el cuerpo por que es en la expresión de éste en el que encuentra más dificultades, hay un camino para cada persona.

El caballo como facilitador
Las terapias con caballos está sobradamente documentada, sus beneficios son diversos y recomendables para diferentes tipos de personas y sectores de población; adultos, niños, adolescentes, parejas y grupos.

Aunque el ser humano convive con éstos animales desde hace miles de años, no siempre sabemos tratar con ellos, ni comprendemos sus características y necesidades. En el caso de la terapia Gestalt el caballo se convierte en un facilitador para que aquello que ocurre bajo la superficie, se muestre y es el caballo quien nos lo indica.

Un ser muy perceptivo
Es un animal herbívoro y como tal es un animal de presa. La evolución lo ha dotado de una extraordinaria capacidad perceptiva para captar señales de peligro invisibles. Su estrategia de auto preservación es huir de los depredadores así que reacciona y aprende rápidamente, ya que sólo unos segundos de duda pueden resultar la diferencia entre vivir o morir.

Es esta capacidad de captar el estado de los seres que lo rodean lo que lo hace un compañero tan especial en la terapia Gestalt: reacciona de manera instintiva a la persona que tiene delante, a su nerviosismo, miedo o intranquilidad, también percibe la tranquilidad y confianza, la seguridad de quien tiene a su alrededor

Gestalt y caballos: una experiencia inesperada
En la propuesta de trabajo Gestalt con caballos se practica la confianza. A través lo que se conoce como doma natural, se busca la cooperación, no la obediencia, se comparten los objetivos de un ejercicio con el caballo, formando un equipo con él y respetando su propio estado individual, permitiéndole lo que necesita si en algún momento percibe tensión: poder alejarse de lo que le inquieta.

Durante la sesión, a través de diferentes ejercicios que el terapeuta propone se va produciendo un contacto con el caballo, que de manera fluida lleva a la persona a un darse cuenta de si mismo y de su estado. El caballo con su presencia, humilde y grandiosa, ayuda a la persona a conectar con su parte más instintiva, más real.

La experiencia terapéutica
El espacio de terapia es al aire libre, en plena naturaleza donde el caballo se sienta con total libertad de movimiento y le planteamos sencillos ejercicios, la finalidad de los cuales no es ni que nos muestre su capacidad de obediencia ni mostrar nuestra capacidad de dominar al caballo sino conseguir que sienta la suficiente confianza para que desee hacer el ejercicio propuesto, llegar a hacerlo juntos. El objetivo principal es la conexión que se establece con el caballo, que muchas veces viene a mostrar el tipo de relación que la persona establece tanto con otras personas significativas como consigo mismo.

Resulta sorprendente como el caballo capta en nosotros emociones y tensiones de las que ni siquiera somos conscientes: ansiedad, inseguridad, miedo, rabia, tristeza, alegría. Lo que nos obligará a identificar aquí y ahora (presencia) qué nos impide estar en contacto con nosotros mismos (consciencia) y qué está en nuestras manos hacer de un modo distinto (responsabilidad).

Mi seguridad, su seguridad
Lo que no es fluido y sereno el caballo lo percibe como una amenaza y con su respuesta instintiva a nuestros estados visibles y ocultos, el caballo nos regala una imagen objetiva de nosotros mismos. Ésta puede contradecir nuestra propia conciencia de como nos sentimos: creemos estar tranquilos, pero no lo estamos; estamos de mal humor pero ni nos habíamos dado cuenta de ello, estamos más en la cabeza y en nuestros pensamientos que en contacto conmigo mismo.

De esa manera sin juicio, sin análisis, el caballo saca a relucir nuestros ovillos emocionales ocultos; tarea nuestra será empezar y no parar de tirar del hilo. Si te interesa saber más del tema visita la web de la psicóloga y terapeuta Gestalt con caballos Esther Luis.

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