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Escrito por Anna Oria

Cuando nos encontramos frente a una crisis en la pareja, sea del tipo que sea, es preciso parar y revisar aquello que no está funcionando adecuadamente en nuestra relación.
Si la relación de pareja se ha visto afectada reiteradamente por patrones de conducta mentales o emocionales que con el tiempo han ido dañando el vínculo, y en consecuencia se ha perdido el bienestar, es cuando surge una situación de crisis.

Una de las épocas del año en el que se produce un mayor número de desencuentros en las relaciones afectivas es en el periodo vacacional, ya que éste invita a la pareja a pasar más tiempo juntos, un tiempo que posiblemente no ha podido ser compartido con anterioridad por los quehaceres del día a día, lo que ha obligado a dejar de lado los asuntos pendientes entre ambos.

En este momento es cuando se manifiestan las discusiones, los desacuerdos y el malestar con mayor fuerza.

Varias son las causas o motivos que han podido desencadenar la crisis: el haber llegado al final de una etapa ya sea externa, como un cambio de trabajo o de residencia, o bien interna, como sucede cuando sentimos que la vida que llevamos y como la llevamos nos está causando sufrimiento. En otras ocasiones la pareja arrastra durante mucho tiempo dificultades ya sea por algún hecho ocurrido o por problemas de comunicación, por diferencias en el desarrollo personal de cada uno o distintas circunstancias que la vida presenta.

Desembocan entonces emociones intensas o por el contrario estados de apatía y desánimo, que pueden estar abonados por la historia personal de cada uno y se manifiestan en la convivencia. Estos asuntos emergen en el momento de mayor calma, como el período vacacional donde hay tiempo para reencontrarnos con nosotros mismos y con nuestra pareja.

Es esencial en dichas circunstancias la forma en la que la pareja afronta esta dificultad. Es necesario poner el énfasis en un aspecto clave: discernir entre qué problema es originado por formas de relación disfuncionales en la pareja y qué problema conyugal es la expresión del malestar personal de uno, o ambos, miembros.

Es conveniente tomar conciencia de lo que me pasa conmigo mismo y contigo, y asumir la responsabilidad propia, sin echarnos culpas, sino viendo que parte puede mejorar cada uno en lo concreto del día a día.
Invertir esfuerzos en la comunicación es un buen punto de partida. Dejemos a un lado lo que creemos saber del otro, de cómo se siente o cómo piensa y busquemos el diálogo. En forma de:

Compartir nuestras creencias y emociones sin pretender tener ninguna razón y con respeto hacia el otro.

Escuchar prestando a lo que la pareja nos cuenta de cómo está viviendo este momento, intentando no sentirnos atacados y empatizar con su visión.Este tipo de comunicación nos permite contactar con lo que esta pasando, desde una actitud de aceptación y humildad: bajar las defensas nos permite ver que nadie intenta atacarnos.

Cada día es una oportunidad para conocerse a uno mismo y trabajar los aspectos del propio carácter, para ser mejores personas y mejores compañeros. En lugar de pedir al otro o al mundo que cambie, puedo ponerme a trabajar para cambiar y crecer desde mi fuero interno, ser honesto conmigo y con el otro, conectar con el amor para poder madurar juntos.

No podemos evitar el proceso de la vida que incluye, inevitablemente, momentos de crisis. Sí, podemos, en cambio, gracias a estas situaciones, revisar todo aquello que está impidiendo que disfrutemos con mayor plenitud nuestro presente con quien deseamos compartirlo. El vínculo que construyen dos personas es responsabilidad de ambas, así como cuidarlo y nutrirlo y también abandonarlo cuando nos duele, no nos sentimos respetados, o no nos aporta nada bueno.

Hay veces en que la pareja no puede resolver estos asuntos por si misma y el deseo de querer salir de esta situación les lleva a buscar la ayuda de un profesional competente.

En este sentido la Terapia Gestalt pueden ayudar a superar el sufrimiento emocional y sustituir esos patrones por otros más saludables que tal vez no vemos o no conocemos, pero que resultan esenciales a la hora de mantener una relación sana, enriquecedora, más amorosa y menos ansiógena.

Precisamente en esta dirección trabaja nuestro equipo Psi! de psicólogos en Barcelona, especialistas en Terapia de Pareja

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