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Hemos sido criados bajo el precepto de que debemos dar sin pensar en lo que recibimos y de que, sea lo que sea que nos acontezca, tenemos que ser fuertes. Sin quererlo, nuestros padres o adultos responsables de nuestra crianza, con todo lo que algo así implica, nos han educado pensando que era lo mejor.
Más allá del romanticismo que envuelve a la solidaridad, a la independencia y al altruismo, crecer creyendo que hemos sido llamados a dar, que le debemos toda nuestra energía, tiempo y conocimientos, a los demás, al tiempo que contamos con la obligación de ser independientes para no molestar a los otros, crea en nosotros una coraza que nos va pesando y, eventualmente, agotando.
Si no hacemos nada al respecto para revertir este modo de vida, nos terminamos convirtiendo en adultos con demasiadas cargas y carencias que nos afectarán en nuestra vida. ¿Cuáles son tales afectaciones? ¿Podemos hacer algo para revertirlas? De todo ello y de la importancia de dejarnos sostener, estaremos hablando a continuación.

Crianzas que esclavizan

Recibir enseñanzas orientadas a convertirnos en los grandes facilitadores de los demás, dista mucho de ser un modelo justo y que nos dé las herramientas para ser felices en el futuro. Si desde muy pequeños nos inculcan que debemos estar siempre dispuestos a socorrer a los demás, pero que está mal pedir ayuda cuando los que estamos en un aprieto somos nosotros, nos llena de culpa cada vez que sentimos que no podemos solos.

De esta forma, nos vamos convirtiendo en el motor de los otros, mientras que nuestra llama se va debilitando paulatinamente. La tristeza se aloja en nuestra mente y la desesperanza nos envuelve.
Poco a poco, terminamos convencidos de que no somos merecedores de ayuda, de cuidado ni de amor. Por lo tanto, cuando alguien de nuestro entorno se da cuenta de la situación por la que estamos pasando e intenta brindarnos su apoyo, lo alejamos porque nos sentimos culpables de estar <<robándole>> su valioso tiempo y energía.

Ni hablar de lo que sentimos si a alguien se le ocurre hacernos un regalo… En tal caso, somos capaces de rechazarlo de manera vehemente o de ir corriendo a la tienda y hacerle un regalo mucho más costoso. Con nosotros, el dar y el recibir no cuenta, sino que estamos programados únicamente para dar. Como ya habrás podido comenzar a vislumbrar, esta clase de comportamiento y actitudes surte el efecto contrario del que buscamos, ya que aleja a las personas de nuestro lado porque se sienten rechazadas por nosotros.

Sin embargo, esta conducta de vida no es para nada inocua, sino que tiene consecuencias en nuestras emociones y en nuestra psiquis.

Consecuencias de no dejarnos sostener por los demás

La energía de la vida necesita de la retroalimentación del dar y del recibir; del escuchar y del hablar; del consolar y dejarse cuidar… Por lo tanto, si siempre estamos parados en el lado del que da, ya sea su tiempo, su dinero, sus conocimientos, su apoyo y hasta sus recursos materiales, se produce un desbalance considerable a nivel psicológico. Por ende, las consecuencias a las que podemos esperar enfrentarnos son las siguientes:

  • Baja autoestima
  • Sentirnos drenados emocionalmente
  • Desesperación
  • Desesperanza
  • Sensación de vacío inminente
  • Ansiedad
  • Depresión
  • Alejar a las personas que nos quieren ayudar
  • Rechazar el amor genuino
  • Sentirnos una molestia y una carga para los demás

Como has podido ver, el impacto de rechazar el sostén por parte de las personas que nos rodean es muy serio. Tanto es así, que incluso es posible desarrollar trastornos mentales como la depresión y la ansiedad. Entonces, ¿cuál es la importancia de permitirles a los demás brindarnos su apoyo y sostén? Lo veremos a continuación.

Los efectos positivos de dejarnos sostener por los demás y por la vida

El sostén y la contención emocional que podemos recibir de las personas que nos rodean son mucho más que un mimo afectivo, ya que sus efectos son realmente transformadores y perduran en el tiempo, tal como evidencian los beneficios que detallamos en la siguiente lista:

  • Positivismo
  • Optimismo
  • Sentirnos aliviados en nuestra carga
  • Aumento y consolidación de nuestra inteligencia emocional
  • Solución más rápida a nuestros problemas
  • Mejora de nuestra calidad de vida
  • Disminución del cortisol (la hormona del estrés)
  • Mejora en nuestras habilidades sociales
  • Autovaloración alta y positiva

En conclusión, permitir que las personas que nos quieren y la vida misma nos sostengan, tiene efectos de alto impacto positivo tanto en nuestra salud psíquica como física. Llevar la carga de nuestros problemas sin ninguna contención, aumenta la producción de cortisol, una hormona que tiene la particularidad de hacer estragos en nuestra vida. En cambio, cuando la carga es compartida, de inmediato la percibimos como algo más llevadero que hasta se convierte en inofensiva.

De esta forma, nuestra mente estará más despejada y no solo seremos más eficiente a la hora de resolver nuestros propios problemas, sino que la retroalimentación emocional surtirá sus efectos y contaremos con la inigualable conjunción entre la sensibilidad y responsabilidad emocional y mental, para nosotros mismos y para ayudar a otros a sobreponerse a sus propias crisis personales, si es lo que queremos hacer.

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