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¿Sientes una voz interior que intenta detenerte cuando te encuentras decidido a avanzar, que te juzga con severidad cuando das un paso adelante y te atreves a salir de tu zona de confort y que, por ende, te paraliza? Te encuentras ante tu juez interior, una consciencia que cuenta con vida propia y cuya tarea es mantenernos perpetuamente anquilosados en el mismo lugar en el que hoy nos encontramos.
Si no logras detenerlo, este tirano interior puede terminar cerrando a cal y canto tu creatividad y poniendo un cepo a tus intenciones. Para evitar que te estanques en la vida, la salida es relacionarnos de otra manera con nuestro juez interior, y esto es lo que te enseñaremos en este artículo.

Un identikit de tu juez interior – entendiendo sus razones

Antes de adentrarnos en las técnicas que te permitirán bajar el volumen de la voz de este juez interior, abordaremos de qué se trata exactamente y de dónde proviene.
El juez interior es una voz interior que nos juzga cuando pensamos o actuamos fuera de la caja, puede juzgarnos por nuestras decisiones y condenarnos por ser quienes somos. En otras palabras, coarta nuestra libertad de manera arrasadora y, si le permitimos avanzar, nos puede complicar la posibilidad de ser felices con quiénes somos y con las decisiones que tomamos.
Es interesante conocer y explorar la procedencia del juez interior, ya que su origen suele encontrarse en la infancia. Un mal manejo del afecto, de la protección emocional y del cuidado, que los adultos a nuestro cargo estaban llamados a proveernos, son los factores que influyen en que el juez interior se desarrolle a sus anchas.
Cuando somos niños, no están presentes los filtros que impiden la entrada de los miedos, de la angustia y de la sensación de catástrofe. Por lo tanto, si existió negligencia o, peor aún, condena por parte de nuestros padres o cuidadores, entonces tendremos un juez interior muy fortalecido. ¿Cómo calmarlo? Te lo contamos a continuación.

Estrategias para calmar a tu juez interior

    • Ponle un rostro: Un primer paso sería identificar quién ese personaje que te habla para decir que no eres capaz de terminar tu carrera, que te ves ridículo con esa pareja tan joven que tienes y que careces de criterio para criar a tus hijos. ¿Quién te decía cosas similares cuando llevabas pocos años en este mundo? Tómate el tiempo necesario para dar con un personaje que puedas identificar cuando actúa y separarlo de quien eres.
    • Escribe, pero escribe terapéuticamente: El siguiente paso consiste en despojar al juez interior de su falsa identidad. La voz que resuena en ti hará lo posible por hacerte creer que eres tú. Sin embargo, tú ya sabes quién es porque has encontrado su rostro. Ahora es tiempo de dejar en evidencia a ese juez interior, y una de las mejores formas de hacerlo es a través de una carta y de un diario íntimo.
      La primera te ayudará a reconciliarte con tu verdadero verdugo, o al menos perdonarlo, mientras que el segundo es la herramienta perfecta para drenar las emociones negativas hacia el exterior. Esta técnica se denomina escritura terapéutica o narrativa terapéutica, y sus efectos son altamente sanadores y restauradores.
    • Pregúnta: Tu juez interior irrumpe en tu vida sin pedirte permiso. Es perfectamente capaz de arruinarte la felicidad del momento y hasta de hacerte cambiar de planes. En consecuencia, una forma muy efectiva de llamarlo al silencio y de hacer que cada día tenga menos ganas de aparecer, es cuestionarlo.
      Esta estrategia consiste en no esperar ni un minuto cuando se te aparece, para atiborrarlo a preguntas:

      • ¿Por qué estás aquí?
      • ¿Qué quieres?
      • ¿Qué enseñanza quieres dejarme?
        Permítete el tiempo de responderte a todas estas preguntas, porque a través de la información que recabes, te darás cuenta de que no eres tú quien habla. Muchas veces este juez solo intenta protegernos, pero de una manera totalmente errada.

Cuando la voz no se calla

Existen ocasiones en las que el juez interior se encuentra tan arraigado en nosotros que no logramos identificar quién es ni de dónde viene. Por lo tanto, tampoco podremos bajarle su volumen ni mucho menos acallarlo. Si este es tu caso, no des un paso más sin ponerte en contacto con nosotros, porque nos encargaremos juntos de aprender sobre él, sobre lo que necesita y la manera adecuada de ayudarte.

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