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No me gusta la palabra fracaso, pero eso no significa que el fracaso no sea también parte de nuestra vida. Puedes llamarlo como quieras: tal vez sea el resultado no deseado de un proyecto personal, un paso hacia atrás en algo que te importa, una ruptura… Parte de la razón por la cual ésta experiencia puede ser dolorosa es porque, en algún nivel, sientes que has fallado. Puede que estés reacio a admitirlo, por lo que le pones la etiqueta de dolor positivo o transición o aprendizaje; sin embargo, interiormente, te sientes un desastre.

Como sabemos que no es sencillo lidiar con el fracaso seguramente sea mucho más difícil en la práctica que en la teoría, hemos decidido realizar una colaboración con nuestros amigos de 2×3 para plantear 5 estrategias que nos ayudan a lidiar con el fracaso.

1. Acepta la realidad

Esto duele y no es divertido, sin embargo, sanar y recuperarse generalmente empieza con aceptar la verdad. Las mentiras te mantienen en la oscuridad y aunque intentes darle la vuelta a tu situación, la verdad importa. Con mucha frecuencia las personas intentan aceptar su situación con palabras suaves o historias bonitas, pero esto solo retrasa el dolor. Y retrasar el dolor genera conflictos.

Por ejemplo, si notas que decisiones financieras que tomaste disminuyen abruptamente los ingresos de tu hogar, sé honesto al respecto. No trates de engañarte diciéndote que en cuatro meses será distinto y no hacer nada por remediarlo. Al no preocuparte por la realidad, estás fingiendo que no pasa nada y así es como los problemas empeoran. Con el tiempo, la situación se sale de control, pueden aparecer síntomas de apatía o de ansiedad y entonces hará falta la intervención de un profesional.

2. Sé sincero contigo mismo

La sinceridad es necesaria. Cuando se comete un error, suele hacerse énfasis en perdonar, incluyéndote a ti mismo. Sin embargo, no puedes perdonarte por algo con lo que no has sido sincero. Tampoco podrás perdonarte mientras te mantengas minimizando el error. Esto no significa que vas a criticarte más de la cuenta, pero sí que vas a ser sincero. En lugar de decirte que tu empresa está cerrando porque un gerente tomó malas decisiones, sé sincero y evalúa tu rol en la situación. Pregúntate: ¿hiciste oídos sordos cuando surgió el conflicto? ¿Fuiste muy severo y esto dificultó la comunicación con tus trabajadores?

Estas mismas preguntas aplican para cuando se arruina una relación de pareja. Y no, no nos referimos a relaciones abusivas, sino más bien a las relaciones donde surgen conflictos, no se afrontan de manera adecuada y no se superan. En Gestalt hablamos de tomar conciencia y asumir la propia responsabilidad, que nada tiene que ver con el concepto de “culpa”, sino con la capacidad de responder por lo que hice o dejé de hacer, por lo que digo, pienso y siento.

Realizar una evaluación acertada es parte de lo necesario para no verte envuelto en este tipo de situaciones nuevamente. Mientras evites ser racional y justifiques o minimices tus defectos, habrá una barrera ante la verdad. Y esa barrera eres tú.

3. Date la oportunidad de sentir dolor

Después de un fracaso, la reacción inmediata suele ser seguir adelante, hacer como que nada pasó, puesto que casi nadie desea sentir dolor. Esta muchas veces es la razón por la que, cuando hay dolor presente, algunas personas recurren a drogas o alcohol para diluir su intensidad. Algunas personas incluso utilizan el trabajo para evadir el dolor o actividades intensas. Sin embargo, aprender a aceptar el dolor es crucial para superarlo. No es un indicio de debilidad.

Cuando lo primero que haces es encubrir el dolor, no sabes cuál es tu estado anímico inicial, por lo que cuando te recuperas del fracaso, eres incapaz de reconocerlo. El fracaso duele, pero es posible superarlo.

Muchos de los principales consejos para lidiar con el dolor emocional hacen énfasis, darle un propósito a ese dolor, aprender a amar las sombras sin dejar de aprender que aporte claridad, ello y esto no puede ocurrir si no estás dispuesto a asumirlo.

4. Sé abierto a lecciones más importantes

Aquí es cuando se vuelve importante estar dispuesto a ser un estudiante de la vida. Cuando crees saberlo todo y que la vida no tiene nada que enseñarte, sueles repetir tus errores. Aprender una nueva forma de ver las situaciones puede ser la clave para tu éxito.

Aprender es una experiencia de humildad porque te hace consciente de aquello que no sabías. Cuando veas que no lo sabes todo, aprovecha esta oportunidad para aprender y crecer.

Como estudiante, tus más grandes maestros pueden ser las personas que menos esperas que te afecten. Sin embargo, cuando estás abierto a aprender de todos, te darás cuenta de que la persona que tienes más cerca puede ser tu guía. Algunas veces no es la persona más estudiada la que te permitirá ampliar tu perspectiva.

5. Sé abierto al cambio

Cambiar es totalmente posible y los cambios más grandes llegan cuando surgen desde dentro. Cuando vivimos el presente y vemos las situaciones a través del lente de la conciencia y la responsabilidad, cultivamos el cambio y nos ponemos en el camino que nos toca para crecer y madurar. Es algo que requiere de nuestra voluntad cada día, para dar pasos hacía adelante, ser mejores personas y salir de nuestros fracasos con algo aprendido y dar un nuevo paso hacía aquello que deseamos para nosotros y para los que nos rodean.

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