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Cuando somos pequeños, a todos nos encanta jugar a ser doctores, pilotos, periodistas, enfermeros, maestros, jueces, abogados y deportistas. Si bien es verdad que muchas personas tienen claro qué quieren ser desde que son pequeñas y lo siguen y lo consiguen; no menos cierto es que muchas otras acaban por no conseguir hacer realidad sus sueños laborales o por, directamente, no saber qué hacer con su vida en lo laboral.

Ya te hemos hablado otras veces de temas parecidos, quizá son de tu interés las entradas de nuestro blog siguientes:

La sociedad nos presiona a todos para que nos autorrealicemos a través del trabajo. No decimos que “Pepe trabaja de funcionario”, sino que “Pepe es funcionario”. El trabajo juega un rol fundamental en la identidad que creamos y, cuando no encontramos nuestra vocación o cuando la tenemos clara pero conseguimos llevarla a cado, la tendencia es a frustrarnos. Además, en ocasiones esta frustración puede generar en ansiedad. ¿Quién no ha hecho balance alguna vez al cumplir los 30, los 40 o los 50 y se ha preguntado dónde está en lo laboral? A veces, este balance puede ser positivo, pero no siempre.

¿Cuáles son las causas por las que me cuesta decidir?

  1. No nos conocemos: Una de las razones por las que muchas personas no saben qué hacer con su vida en lo laboral y vienen a consulta, es, sin duda, el hecho de que no se conocen y desean conocer y comprender algo sobre sí mismos. “Nosce te ipsum” decía el aforismo griego, “conócete a ti mismo”. Si uno no sabe qué es lo que realmente le gusta o no elije una profesión en función de sus valores, es muy complicado estar a gusto. Hay personas que son felices ayudando a las demás, otras lo son en trabajos muy activos que les exijan mucho y otras buscan la comodidad. ¿De qué tipo eres? Una mirada centrada en ti mismo podría ayudarte a comprender más allá de lo que se manifiesta.
  2. Nos influencian los demás: En muchas ocasiones, una de las causas por las que no conseguimos el trabajo de nuestros sueños es porque los demás nos influencian. Un padre que siempre quiso que hiciésemos medicina, un hermano mayor que ha sido juez y el orgullo de la familia… un abuelo que ha sido un gran músico… Muchas veces no nos damos cuenta de estas “exigencias” familiares, porque no son explícitas, son inconscientes o forman parte del mito familiar, en el que estamos inmersos. Estamos siguiendo un camino que no hemos trazado nosotros mismos y eso nos causa dolor o frustración.
  3. No somos realistas: En estos casos el problema suele ser una diferencia entre las aspiraciones y las posibilidades. Desde luego, sacar una oposición, por ejemplo, es algo factible pero difícil, sobre todo si no le dedicamos el esfuerzo que conlleva. Sin embargo, no serán las mismas posibilidades las que se tienen de sacar una oposición con 2 plazas, que una con 20.000 plazas a cubrir. El ejemplo clásico es el niño que quiere ser futbolista: Puedes jugar muy bien al fútbol pero no lo suficientemente bien como para jugar la Champions. A veces hay que reajustar las expectativas a la realidad; pues no todos llegamos a ser estrellas del rock.
  4. Nos infravaloramos: Otra de las razones que nos frena, y una de las razones por las que las personas consultan éste tema en nuestro despacho de psicólogia y terapia Gestalt, es cuando pasa todo lo contrario que en el punto anterior: Nos infravaloramos. Acabamos haciendo trabajos de baja cualificación o que no nos llenan porque pensamos (erróneamente) que no podemos hacer nada mejor, o que no “servimos para nada”.

¿Cómo saber elegir correctamente nuestro camino?

Sin embargo, tenemos que tener claro que sea cual sea la razón que nos haya hecho llegar a un punto muerto, hay salida si nos hacemos responsables de éste asunto que nos ocupa tanta energía. Ya sea por no saber cuál es nuestra pasión, ya sea porque la conozcamos pero no consigamos trabajo de ello, siempre hay una salida: “conócete a ti mismo”, observa, comprende, actúa con respeto hacía ti mismo y hacía los otros. Para y escucha, vale la pena, y si te cuesta hacerlo tu solo puedes contar con el apoyo y la ayuda de un profesional un psicólogo o un terapeuta que te facilite y acompañe en ese paso que quieres dar. Hemos trabajado con muchísimas personas que gracias a la guía y la claridad que aporta la terapia, han encontrado su camino y han comenzado a trazar las líneas de su propia felicidad.

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